Considerada como Monumento Histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la antigua estación del ferrocarril constituye un espacio histórico que nació durante el porfiriato y por varias décadas fue sitio clave para los habitantes de la ciudad que se dirigían a ciudades del norte como Juárez o Torreón; del occidente, a Guadalajara, y probablemente la ruta más utilizada, hacia la ciudad de México.
El espacio que encierra cultura y nostalgia para la ciudad y sus visitantes recientemente fue cedido por Ferrocarriles Nacionales de México en Liquidación al Municipio de Tula de Allende, para su custodia.